Ir al contenido principal

LA FAMILIA VENCEDORA

LA FAMILIA VENCEDORA


Como resultado de su conducta licenciosa, un joven padre había llegado al extremo de la angustia y de la desesperación. Estaba a punto de quitarse la vida. Pero mientras acariciaba este sentimiento trágico, providencialmente alguien le dijo que Dios podía ayudarlo, y así nació la fe cristiana en su corazón. Al poco tiempo el hombre era otra persona.
Este padre tenía un hijo de edad escolar, cuya conducta dejaba mucho que desear. Rabia robado diversos objetos en el vecindario, y no había forma de hacerlo cambiar. Pero unas dos semanas después del cambio de su padre, cierto día el hijo le preguntó: "Papá, ¿qué te ha pasado, que ahora te veo más bueno y regresas más temprano a casa?" Entonces el padre le contó cómo Dios lo había transformado.
Y ante el relato del padre, el hijo le confesó: "Papá, yo también quisiera cambiar de esa manera". Luego de esto, ambos mezclaron sus lagrimas de emoción. Días más tarde el pequeño rebelde, que parecía incorregible, era un hijo de buena conducta, porque había aprendido a confiar en Dios igual que su padre.
La transformación que había experimentado el padre fue el factor dominante, para que también cambiaran su hijo y el resto de su familia. Fue una extraordinaria victoria, que redundó en armonía y felicidad para todo el grupo familiar. ¡Cuántos cambios y progresos pueden darse en un hogar cuando la fe mueve los corazones de los integrantes!
Tiempo atrás, un padre me decía: "Antes era una persona pesimista. Siempre pensaba negativamente. Y así era también mi familia. Pero desde que aprendí a cultivar el optimismo, todo cambió en nuestro hogar. Antes nos dominaban el temor y la desconfianza, pero ahora nos sentimos alegres y seguros. El secreto de este cambio ha sido la fe en Dios".

EL MATRIMONIO, UNA INSTITUCIÓN EN CRISIS


  • Estadísticas recientes de las Statistics Canada's General Social Survey afirman que en Canadá, hay un 20% más de personas que conviven sin casarse que en la década de 1990. De los consultados, el 40% de los hombres y mujeres entre 30 y 39 años estaba en una relación de pareja. Entre 20 y 29 años, ese porcentaje se eleva al 53%. Lo que ocurre en Canadá no es la excepción.
  • En Gran Bretaña, la situación es similar. Las estadísticas gubernamentales muestran que en la década de 2000, 4 de cada 10 niños nacieron fuera de un matrimonio legalmente constituido. En la década de 1970 nacía 1 de cada 10.
  • En Noruega, el 49% de todos los nacimientos en 1999 tuvieron lugar de padres no casados.
  • Los datos publicados por el Instituto Central de Estadística (ISTAT) revelaban que, de 1995 al 2005, el número de divorcios aumentó un 74% en Italia.
  • En Chile, las estadísticas del registro civil muestran lo siguiente: en 1990 se concretaron 104740 matrimonios civiles. En 2009, 57836. En este año, la cifra de divorcios ascendió a 53554, es decir, un número caso similar al de casamientos.
  • En Argentina, un estudio reveló que crece la cantidad de separaciones legales y cae la de matrimonios. Además, en la década de 2000, el promedio de duración del matrimonio se redujo a la mitad: de 20 años pasó a 10. La mayoría de las parejas que se divorcian tienen entre 35 y 45 años, con hijos de entre 3 y 8 años.

¿QUÉ PASA HOY EN LAS FAMILIAS?


¿Qué pasa que, a menudo, las familias están cansadas y carentes de amor? ¿Por qué no hay en ellas más alegría? ¿Son los problemas económicos los que afectan el bienestar? Padres: No importa en qué condición estén sus familias, o cuáles sean sus necesidades. Los invito a mejorar su condición mediante una mentalidad positiva. Les sugiero adoptar las siguientes actitudes:
  1. Cumplan sus obligaciones diarias con la satisfacción del deber cumplido, evitando las quejas y el cansancio excesivo, porque esto deteriora la alegría familiar y fomenta el pesimismo. Procuren que haya contentamiento en su hogar, para que se mantenga el optimismo del corazón.
  2. No vivan comparándose con los demás. Si otras familias tienen mejor nivel económico, no las envidien ni se amarguen por ello. Y si tuvieran un nivel menor, no por eso las subestimen o desprecien. Que la familia de ustedes sea lo mejor posible, con abundancia o con modestia, con prestigio o son él, con hijos ejemplares o no tanto... Valoren lo que son y lo que tienen, y con optimismo procuren crecer y mantener el progreso de sus hijos.
  3. Promuevan la unidad de la familia. Esta es una característica fundamental de todo buen hogar. Cuando hay unión familiar desaparecen los desencuentros conyugales y entre padres e hijos. En los hogares unidos crecen la comprensión y la armonía, mientras que en la desunión brotan el desaliento y las mutuas acusaciones. ¿Quieres que haya optimismo y alegría en el seno de tu familia? Entonces, fomenta la unidad de todo el grupo y lucha para que nadie la quiebre por ninguna razón.
  4. Sean ejemplo para sus hijos. Dales el buen consejo de tu palabra, pero especialmente el buen ejemplo de una conducta correcta. Es verdad que como padres somos imperfectos y cometemos errores. Sin embargo, nuestros hijos necesitan ver en nosotros rasgos de nobleza, integridad y afecto constante. Este ejemplo de vida les permite crecer con mayor seguridad emocional, y los estimula para tener éxito en su formación juvenil.
  5. Hablen en el hogar de temas positivos. No enfermes el clima de tu hogar con la contaminación que abunda en la sociedad. Evita las conversaciones deprimentes y los comentarios pesimistas. Conserva el tono alegre y constructivo en el diálogo familiar. Y si faltara el espíritu del diálogo, entonces pregunta, sugiere o relata algún hecho que despierte la participación de los demás. Si te ha ocurrido algo agradable o has leído algo ameno, compártelo con tu familia para bien de todos.
  6. Pidan perdón y busquen la reconciliación. Si has ofendido a alguien de tu casa, no permitas que el amor propio o el rencor arruinen la paz de tu hogar. Ante cualquier falta que hayas cometido contra un miembro de tu familia, pide el perdón correspondiente. Y si eres tú el que debe perdonar, hazlo con generosidad. hay tanta nobleza en pedir perdón como en saber perdonar. Esta doble virtud fortalece y consolida la armonía familiar; combate el egoísmo y despierta el amor dentro del hogar. ¡La familia se vuelve vencedora cuando cultiva el espíritu del perdón!
Preguntamos de nuevo: ¿Qué pasa hoy con las familias? ¿Quieres poseer mayor fortaleza y optimismo para asegurar tu felicidad? Repasa los seis puntos comentados. Encontrarás en ellos material para meditar y crecer.

FRENTE A LOS PROBLEMAS

Así como los problemas son parte inevitable de la vida individual, también lo son de la vida familiar. Vienen cuando menos los esperamos, o quizá cuando más nos lastiman. Sin embargo, a menudo pueden dar origen a soluciones exitosas que favorezcan el bienestar del hogar. Recordemos al respecto un ejemplo histórico.
Era un fiesta de boda... La fiesta se encontraba en su mejor momento... Y mientras los presentes celebraban con alegría la unión de los contrayentes, apareció un inesperado problema. La bebida comenzó a faltar, hasta que no quedó nada en las jarras de las mesas. ¿Fue un error de los organizadores, o fue un día caluroso que demandó más bebida que la calculada? No lo sabemos...
Entre los invitados se encontraba Jesús y su madre. Y ella le hizo saber a él lo que pasaba. Entonces el Maestro, con el fin de resolver el problema, ordenó que se llenaran con agua las seis grandes tinajas que había en el lugar, cada una de las cuales tenía una capacidad superior a los cincuenta litros. Y cumplida la orden, Jesús pidió que comenzaran a servir de esas tinajas. Pero ¡oh maravilla! ¡No salió agua, sino vino sin fermentar de la mejor calidad! (S. Juan 2:1-11).
La acción de Jesús resolvió el problema y aumentó la alegría de la fiesta.  Así actuó ayer el Señor para suplir esa particular necesidad. Y así el sigue obrando hoy por el bien de nuestros hogares. El mismo que creó la institución del hogar, ¡cómo no va a ayudarnos para mejorar el bienestar de nuestras familias! ¿Está faltando algo en tu casa, que empaña la felicidad familiar? ¿Hay en tu matrimonio algún problema que necesitas superar? Acude entonces con optimismo al Señor, pide su ayuda sobrenatural, y él te la dará.
El mismo Jesús que ayer transformó el agua en vino, puede realizar el milagro de cambiar tus problemas en hermosas soluciones. Y cuando veas los resultados de estos cambios, toda tu familia se volverá vencedora y optimista para enfrentar las demandas de cada día. Así que no temas ni desesperes ante tus dificultades personales o familiares, porque Dios está a su lado para ayudarte y defenderte.

DIEZ CLAVES PARA TENER BUENAS RELACIONES FAMILIARES

  1. Coloca una cadena a tu lengua y piensa bien lo que dirás. Una palabra mal dicha puede ofender mucho.
  2. Haz pocas promesas y cúmplelas fielmente.
  3. Nunca dejes pasar la oportunidad de decir un elogio o una palabra amable.
  4. Interésate en los logros, gustos, sueños y trabajos de los demás integrantes de tu familia.
  5. Cultiva la alegría... y una sonrisa.
  6. No trates de ganar una discusión. Sé abierto al diálogo. Habla suavemente. No grites.
  7. No hables delante de otros de los defectos o errores de los demás.
  8. No te dejes llevar por los seductores caminos del chisme, ni de los chistes agravantes, hirientes o de baja moral.
  9. No prestes atención a las cosas malas que digan de ti. Vive de tal modo que nadie crea lo que otros dicen.
  10. Haz tu parte lo mejor que puedas. Sé paciente, bondadoso y generoso.

ENEMIGOS DEL BIENESTAR FAMILIAR


Son numerosos los enemigos que pueden debilitar y hasta impedir el bienestar general del hogar. El egoísmo y el desamor son sin duda los peores. Pero aquí queremos señalar otros dos enemigos, que a menudo perjudican la vida familiar. Ellos son el materialismo y la hiperactividad.
  1. El materialismo es la actitud equivocada de hacer del dinero el centro de la vida. A este error humano se refirió Jesús, cuando dijo: "La vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee" (S. Lucas 12:15). Y a continuación relató la parábola del "rico insensato". Este era un hombre acaudalado, que construyó grandes graneros para guardar las abundantes cosechas que había levantado. No sabía qué hacer con tanta riqueza acumulada.
    Entonces el hombre se dijo a sí mismo: "Muchos bienes tienes almacenados para muchos años. ¡Reposa, come, bebe y alégrate!" Pero mientras soñaba con un futuro venturoso y egoísta, Dios le dijo: "¡Insensato! Esta noche vienen a pedir tu vida. Y lo que has guardado, ¿de quién será?" Y el maestro terminó diciendo: "Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico en Dios" (S. Lucas 12:16-21).
    El hombre estaba orgulloso por su abundancia material. Pero se había olvidado de cultivar los otros valores de la vida. Tenía sus bolsillos llenos y su alma vacía. ¡Cuánto se puede arruinar la vida de una persona, y cuánto puede dañar a su familia con semejante comportamiento materialista! La familia realmente vencedora comienza con padres que, sin descuidar la parte material del hogar, velan en primer término por el desarrollo social, moral y espiritual de todo el grupo familiar.
    ¿Cuál es el tema dominante de tus pensamientos y conversaciones dentro de tu hogar? Mientras el materialismo y el consumismo deterioran la felicidad de tantas familias, la fe en Dios conserva el equilibrio de la mente y el corazón de cada miembro del hogar.
  2. La hiperactividad es el segundo enemigo que queremos destacar en esta sección. Jesús se encontraba de visita en la casa de sus amigos Lázaro, Marta y María. Y como en ese momento no estaba Lázaro, sus dos hermanas recibieron al Maestro. Entonces Marta, muy atenta y afanosa, se puso a preparar algo para comer, mientras María permanecía atendiendo a Jesús y escuchando sus palabras de sabiduría.
    Y aquí viene lo insólito. Marta se quejó delante de Jesús porque Aria no la estaba ayudando con la cocina. Entonces el Señor le dijo: "Marta, Marta, afanada y turbada con muchas cosas. Pero una sola cosa es necesaria. Y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada" (S. Lucas 10:41, 42). Y Marta captó el mensaje. Entendió que el Maestro desaprobaba su ansiedad por preparar un plato de comida, mientras dejaba de recibir la magnífica comida espiritual que solo él podía brindarle.
    Marta se mostró solícita y servicial. ¡Una gran virtud! Pero creyó equivocadamente que lo mejor que podía hacer por el Amigo visitante era darle de comer. Y perdió así la gran bendición de quedar junto a su hermana para aprender de Jesús.
    Marta simboliza a quienes trabajan por atender las obligaciones materiales de la casa. María, en cambio, representa a quienes cultivan en primer lugar los valores espirituales que construyen la familia.
    ¡Cuán fácil es caer en una de estas dos actitudes, y descuidar la otra! Es bueno trabajar, pero es mejor hacerlo junto a Jesús. Es bueno atender los quehaceres del hogar, pero es mejor atender las necesidades del corazón. Ciertamente, estas dos actitudes no se excluyen entre sí. Y en la sabia combinación de ambas yace el equilibrio de la vida. ¿No te parece?
    En el orden cristiano de prioridades, siempre está primero Jesús. Esta fue la gran lección que Jesús dejó estampada en el alma de Marta y María. Y con tal enseñanza, enriqueció la vida de las dos hermanas. Eso mismo es lo que él quiere hacer hoy en favor de nuestros hogares. A menudo, la hiperactividad en la casa turba el espíritu de sus ocupantes. ¡No te dejes seducir por lo secundario! Conserva la paz y la alegría de tu familia cultivando la fe y la amistad con Dios. Fuera de él, todo lo demás se vuelve superficial, frívolo y pasajero.

ESTIMULANDO A LOS HIJOS


Cuando los padres subestiman y desmerecen  a sus hijos, estos suelen desarrollar un sentimiento pesimista y de baja autoestima. Pero cuando los hijos reciben el aliento y el estímulo de sus progenitores, alcanzan un mayor nivel de progreso personal.
Cuando Albert Einstein estaba en la escuela primaria, era mal alumno de matemáticas. Pero, gracias al apoyo sostenido de su madre, se fue destacando progresivamente hasta llegar a ser el genio admirado por el mundo. Enrique Caruso no tenía buena voz para cantar, según se lo hizo saber su primer profesor de canto. Pero su madre lo alentó, y trabajó en tareas humildes para pagar los estudios de canto de su hijo. Y, pasados los años, el mundo conoció y aplaudió la voz extraordinaria de Caruso. Tomás A. Edison debió ser retirado de la escuela porque, según su maestra, el niño "era muy lerdo para aprender". Pero su madre le enseñó con paciencia, y lo estimuló con amor. Como resultado, con el correr del tiempo, Edison llegó a realizar y patentar más de mil inventos.
Frente a los tres casos mencionados, resulta evidente la importancia del optimismo al apoyar a nuestros hijos durante los años de su formación. Esta actitud positiva hacia ellos permite construir una familia vencedora, unida y optimista.
Padre o madre, confía en tu hijo, bríndale tu apoyo y cariño incondicional. Ayúdale a crecer, enséñale a perseverar en sus esfuerzos, elogia sus progresos... Entonces, toda tu familia gozará de bienestar y seguridad emocional. ¡Esto tendrá mayor valor que cualquier ventaja material! ¡Créelo de todo corazón, y practícalo por amor a tus hijos!

¡Autoexamen! Evalúe su sentido de compromiso planteándose las siguientes preguntas:

  1. Si se produce algún desacuerdo familiar, ¿suele terminar alguien marchándose furioso de la habitación?
  2. ¿Cuánto tiempo hace que no le digo a mi esposo/a algo agradable y grato?
  3. ¿Hablo más y le cuento mis problemas y preocupaciones a mis amigos/as u otros familiares antes que a mi cónyuge?
  4. ¿Considero mi sueldo como "mi dinero" porque fui yo quien lo ganó?
  5. ¿Necesito estar sin mi pareja para relajarme de verdad?
  6. Cuando me dirijo a mi cónyuge o a mis hijos, ¿los insulto con palabras descalificadoras?
  7. Cuando hay un problema o una discusión, ¿soy el que toma la iniciativa y da el primer paso para la reconciliación?
  8. ¿Qué cualidades de mi cónyuge admiro más?
  9. ¿Restrinjo las libertades y aficiones de mi esposo/a por celos o por temor a perderlo/a?
  10. ¿Cómo es la calidad de tiempo que paso junto a mi cónyuge?

UNA FAMILIA RENOVADA


Como jefe de los publicanos, o cobradores de impuestos, Zaqueo era un personaje rechazado por la sociedad de sus días. Manchado por la corrupción, él mismo consentía en que sus empleados cobraran mayores tributos que los correspondientes.
Pero en el fondo de su corazón, Zaqueo reconocía su inmoralidad y deseaba cambiar. Entretanto, había escuchado hablar acerca de Jesús, y deseaba conocerlo y verlo de cerca. Y el día llegó. Jesús iba pasando por la ciudad de Jericó, acompañado por una multitud. Entonces Zaqueo, bajo de estatura, se adelantó y subió a un sicomoro junto al camino, por donde pasaría el Maestro. ¡No quería dejar de verlo! Y contra todo lo esperado, Jesús logró ver a Zaqueo subido en el  árbol, y le dijo: "Date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa" (S. Lucas 19:5).
Ante la multitud asombrada, Zaqueo bajó del árbol y se dirigió a su casa acompañado por el Maestro. ¡Qué honor caminar junto a Jesús, a quien acababa de conocer! No sabemos de qué habrán conversado en el camino, ni qué palabras habrá pronunciado Jesús en la casa de Zaqueo. Pero lo cierto es que la palabra y la influencia del Maestro fueron tan impactantes dentro de la casa, que allí mismo Zaqueo prometió cambiar su conducta y devolver lo que había robado. Dijo: "Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres. Y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadriplicado" (S. Lucas 19:8).
Y tras la sincera decisión de Zaqueo, Jesús terminó diciendo: "Hoy ha venido la salvación a esta casa" (S. Lucas 19:9). ¿Qué tiene Jesús, que puede cambiar tan pronto el curso de una vida y de una familia entera? Es su amor perdonador, más su poder transformador. En suma, su gracia divina obrando en el corazón humano... Esto es lo que produce los cambios más hondos en los hogares que buscan su ayuda y dirección.
¿Necesitas algún cambio en tu hogar? ¿Tal vez mejorar tu relación conyugal, o criar con mayor paciencia a tus hijos? ¿Te falta más armonía en la convivencia con tus amados?
No importa cuál sea la necesidad de tu familia, Jesús sigue siendo la mejor respuesta para todos los problemas humanos. Por lo tanto, pide su diaria bendición para tu hogar, y él te la dará. Entonces te dirá como le dijo a Zaqueo: "Hoy ha venido la salvación a esta casa"; fe, el lugar de incredulidad; amor, en lugar de frialdad; optimismo, en lugar de pesimismo; alegría, en lugar de tristeza; victoria, en lugar de derrota; salvación, en lugar de perdición...
¿Notas por qué hemos titulado este artículo "La familia vencedora"? ¡Que así sea tu querida familia, con el optimismo y la fuerza que proceden de Dios!

Comentarios