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Cuida tu salud: ¿Cómo cambiar el estilo de vida?

Cuida tu salud: ¿Cómo cambiar el estilo de vida?


Formar nuevos hábitos es un proceso tan grandioso que, a veces, amedrenta. Felizmente, persistir en una nueva práctica nos lleva a la formación de un nuevo hábito en pocas semanas. Sin embargo, como "nadie nace sabiendo", tú necesitarás aprender los caminos de esta nueva práctica.
También resultará importante recordar que nuestro comportamiento está influenciado por el ambiente en el que vivimos. En este punto nos será necesario vigilar nuestro ambiente. Si tu sabes que tendrás dificultades para persistir en las prácticas saludables dentro de tu realidad actual, toma algunas medidas de protección. Un resumen de los pasos por seguir podrá ayudarte:
  1. Aprende de quien sabe. Investiga en fuentes seguras los procedimientos que deben ser llevados a cabo para que la nueva práctica pueda beneficiarte.
  2. Mantente informado. Actualízate en fuentes confiables. Sin embargo, deberás realizar un análisis equilibrado de toda la información recibida. Existen muchas orientaciones que están siendo incorporadas en los medios de comunicación que nos pueden confundir. Escoge las fuentes seguras, analiza el contexto, la formación profesional del informante, como también la suma de todas las orientaciones que has leído hasta ese momento.
  3. Debes saber cómo y qué cosas hablar. Las personas que siguen prácticas diferentes necesitan ser tratadas gentilmente cuando nos pregunten o se sorprendan con las novedades alimenticias. Intenta explicarles con seguridad, pero suavemente, los porqués de las prácticas saludables. Preséntales hechos científicos para apoyar lo dicho, pero no critiques ni desmerezcas el lado opuesto. El apóstol Pablo nos da un consejo importante: "Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno" (Colonenses 4:6).
  4. Refuerza tu decisión. Recuerda cada día lo que escogiste, y pídele fuerzas al Creador para seguir en esa dirección. Si el comportamiento escogido se convirtiera en parte de tu sistema de valores, será mucho mas difícil que alguien pueda quitártelo.
  5. Sé prudente. Procura evitar situaciones difíciles de resistir, como los ejemplos que están a continuación:
    • Salir con amigos que te provoquen. Si fuere absolutamente necesario para la supervivencia de tu nuevo propósito, cambia de grupo social, uniéndote a aquellos que piensan de manera semejante. Esto reforzará tus convicciones.
    • Comprar o tener cerca productos alimenticios que te sirvan de tentación. Tener cerca de ti algo que te cause desvíos en tu objetivo es negativo para tus propósitos.
    • Ceder a los impulsos, intentando justificarte enseguida. Asume que fue un error, reconoce tu responsabilidad y comienza otra vez con el auxilio divino.
    • Cobijar pensamientos sobre el placer que aquellas cosas te solían dar. La nostalgia y el hábito podrán ser piedras de tropiezo. Desvía de tu mente los pensamientos de cariño hacia las prácticas perjudiciales.
  6. Provéete sustitutos que también te agraden, pero que sean saludables. Tú tendrás que investigar, preguntar. crear, informarte hasta formar una nueva base alimentaria.Analiza el sector de recetas en manuales de salud.
  7. Ten calma y paciencia. Durante el proceso de adaptación a los cambios que estás adoptando, tal vez encuentres fallas, tengas recaídas o dificultades inesperadas. Acuérdate, entonces, de que una batalla perdida no indica que la guerra entera esté perdida. Con calma y pacientemente, persiste, pide fuerzas y retoma tus propósitos.
  8. Especialmente en el aspecto de la alimentación, las nuevas prácticas pueden costar un poco mas de esfuerzo y determinación. Las papilas gustativas y la psiquis están profundamente acostumbradas a algunos sabores y apariencias especificas. Los primeros pasos pueden ser los más arduos; pero, más tarde, tal vez mucho mas rápido de lo que tú te imaginas, el camino resultará más agradable, interesante y familiar. Como el águila que vuela en busca del sol durante la tempestad, tú volarás en dirección a las salidas, y descubrirás, encima de las nubes de las dificultades, el placer y el bienestar de cooperar con las leyes colocadas en tu organismo por el Creador.

Ejemplos de rumbos cambiados

  1. De inválido a alpinista. Él se puso de pie en la cumbre del Matterhorn, considerado por los alpinistas una de las pruebas más duras de resistencia física. Nadie que lo conociera creería que él pudiera haber hecho esa escalada. Doce años antes, él había oído a los médicos diagnosticarle cáncer y darle solamente dos años de vida. Varios infartos, diabetes y una lista interminable de otros problemas de salud lo habían dejado casi inválido.
    Stan Zundell, cuando era vicepresidente del Bank of América, en el Sur de California, habia trabajado bajo incesante tensión. Nunca hacía ejercicios, comía alimentos grasosos y le prestaba poca atención a su salud.
    Al enfrentar la posibilidad de muerte prematura, Stan decidió cambiar su estilo de vida. Inició un rígido programa de ejercicios con caminatas, natación y ciclismo. Cambió la alimentación y comenzó a comer solamente alimentos naturales, con alto contenido de fibras y bajo contenido de grasas.
    Al iniciar su programa, él estableció el blanco de, algún día, escalar el Matterhorn. A los 72 años, Stan Zundell ya había escalado el Matterhorn muchas veces. Escribió varios libros narrando su propia experiencia, la cual "ha inspirado a miles de personas a asumir el control de su propia vida y a vivir en armonía con las leyes de la salud".
  2. Valentín Dikul venció la parálisis. Dikul nacio en 1938. Desde niño, alimentó alimentó el sueño de ser un artista de circo.
    En la escuela, él se dedicó a levantar pesas, practicó lucha, gimnasia y acrobacia. Al salir de la escuela, dirigió, en un club, el círculo circense de amateurs. Continuó entrenándose y presentándose con sus alumnos como trapecista.
    Pero, en 1962, mientras él realizaba un número de trapecio a gran altura, la cuerda de seguridad se rompió, y él se cayó. En el hospital, le diagnosticaron fractura por compresión de la columna vertebral, y parálisis total de la parte inferior del cuerpo y de las piernas. Él permaneció nueve largos meses en el hospital. A pesar de todos los esfuerzos de los médicos, no volvió a recuperar la sensibilidad ni los movimientos. Al recibir el alta, Valentín les preguntó a los médicos:
    -Y ahora, ¿qué es lo que me espera?
    -La silla de ruedas. Y, en el mejor de los casos, las muletas -fue la respuesta.
    Valentín sabía que era necesario ejercitar los músculos. Lo ayudaron a instalar un dispositivo a través del cual, con la ayuda de una cuerda pasada por una roldana y con contrapesos, podría mover las piernas con las manos, forzando a los músculos para que se contrajeran y se distendieran. Acostado en su cama, diariamente, y durante horas, doblaba y desdoblaba las piernas inertes.
    La fuerza de los músculos aumentó, pero fueron necesarios dos años y medio de entrenamiento constante para que Valentín pudiera dar sus primeros pasos solito. La práctica de los ejercicios continuó intensamente. Cuando los músculos consiguieron recuperar el movimiento, en vez de aliviarlos, Valentín comenzó a presionarlos, aumentando poco a poco el contrapeso. El sistema racional de entrenamiento le permitió restablecer integralmente el movimiento de las piernas antes paralizadas, cuya fuerza aumentaba rápidamente.
    Finalmente, en 1969, siete años después del terrible accidente, Valentín Dikul se presentaba de nuevo en un picadero; esta vez, en un circo profesional. La foto presentada en la revista que cuenta la historia es emocionante. Valentín en pie, debajo de un automóvil, ¡levantándolo medio metro por encima de su cabeza! Él rompió varios records Guinness. Si tú estás interesado en saber más acerca de este hombre, digita Valentín Dikul en algún buen sitio de investigaciones.


  3. Pésimo estilo de vida desde la gestación. Aunque la historia que sigue a continuación sea real, el nombre del personaje, Marcelo, es ficticio. Él mismo relató esta impresionante historia y autorizó su publicación. He aquí el resumen del relato:
    Durante la gestación de este hijo, la madre solamente ingería dulces, gaseosas, chocolates y golosinas en general. El esposo tuvo que enseñarle a comer alimentos salados. El bebé nació con tendencia a enfermarse y creció aprendiendo hábitos de vida altamente perjudiciales; sin conciencia del perjuicio que le causaban, continuó practicándolos.
    La vida sedentaria, la actitud negativa, la personalidad melancólica y la alimentación sumamente perjudicial cobraban constantemente sus dividendos. Creció como un niño muy nervioso, y con periodos intermitentes de epilepsia. Se convirtió en un jovencito tristón y sin voluntad de vivir. Con falta de información, continuaba alimentándose peligrosamente: exceso de chocolates; gaseosas con la comida; muchas carnes, pescado y huevos; abundancia de quesos; solamente cereales refinados; y tenía aversión por las verduras.
    Felizmente, Marcelo era amante de las frutas, que lo protegían un poco de los grandes daños de los otros ítems que él ingería. Pero, el estilo de vida continuaba siendo el mismo. A los 19 años, ya en la vida profesional, Marcelo no tenia un patrón de horarios para atender su organismo; al persistir en los mismos hábitos de vida, sus crisis volvieron en la forma de insomnio. Él llegaba a pasar hasta quince días sin dormir. Entonces, le aparecieron crisis de depresión. Marcelo estaba desanimado de la vida.
    En ese momento, contando con 23 años, Marcelo nos relata que el Creador del universo consiguió alcanzar su mente cuando concurrió a un curso de salud dirigido por el matrimonio Sidionil y Eliza Biazzi. El principio fundamental de que Dios nos ama a cada uno de nosotros y anhela que tengamos vida abundante brilló en su entendimiento. Esperanzado, decidió cooperar con el Creador, obedeciendo las enseñanzas de salud que él nos presenta. A partir de allí, cambió completamente sus hábitos de vida: adoptó únicamente cereales integrales; abandonó todo alimento de origen animal; abolió las frituras; dejó los chocolates, las gaseosas, los saladitos y el azúcar en general. Sustituyó la cena por refecciones livianas, prefiriendo frutas y tostadas integrales.
    Su inmediata mejoría lo animó muchísimo. Después de seis meses de esos cambios, pudo dejar de tomar remedios, y después de ocho meses ya dormía bien. Cuatro años más tarde, se mudó al campo y se convirtió en agricultor. Actualmente, vive en una pequeña ciudad del interior de San Pablo, en Brasil.
    Al ser entrevistado por la autora, Marcelo tenia 42 años de edad y se sentía como un joven de 20. No se enfermaba, no sentía dolores y tenia una disposición fenomenal. Las gripes que de vez en cuando intentaran aparecer pasaban rápido. Él pidió que se colocara el siguiente alerta en esta publicación:
    "Muchos están sentados encima de un tesoro (las enseñanzas y los escritos sobre salud) y no lo saben. Solamente aquellos que ya pasaron por una experiencia semejante a la mía lo saben. La salud está al alcance de todos".

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