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GASTRITIS: AGUDA Y CRÓNICA

GASTRITIS: AGUDA Y CRÓNICA


Hay varias opciones para tratar la gastritis aguda. A veces no es necesario tratarlos, ya que la gastritis puede disolverse espontáneamente. Primero, es importante evitar los alimentos irritantes (café, té, alcohol, pimienta, mostaza, vinagre...) o sustancias que puedan dañar la mucosa gástrica, como los agentes antiinflamatorios. Sugerimos que fraccione las comidas, evite la plenitud y evite los platos complicados que ofrecen una producción excesiva de ácido gástrico (cocinado, frijoles, etc.). En el caso de los antiinflamatorios, es importante manejarlos en caso de que ocurran después de las comidas (nunca en ayunas) y protección con omeprazol.

Los medicamentos que se pueden usar para prevenir y tratar la gastritis incluyen antiácidos, antagonistas H2 (que disminuyen la secreción de ácido gástrico) o sucralfato. Actualmente y durante décadas, la primera línea de tratamiento para la dispepsia son los inhibidores de la bomba de protones, que ilustran omeprazol, pantoprazol, rabeprazol, lansoprazol y esomeprazol. Estos medicamentos pueden mantener un pH no excesivo en el estómago ácido, lo que reduce los síntomas de la gastritis y facilita la curación.

Ocasionalmente, los antiácidos pueden combinarse con antiH2 (ranitidina) o antiácidos con inhibidores de la bomba de protones (omeprazol).

En los casos en que existe la presencia de H. pylori, el tratamiento de estas gastritis aguda debe consistir en terapia triple con omeprazol u otro inhibidor de la bomba de protones más dos antibióticos (amoxicilina y claritromicina, en la mayoría de los casos).

La gastritis mejora a medida que la situación del paciente mejora, con las lesiones desapareciendo aproximadamente 48 horas después del ataque. Cuando las complicaciones como el sangrado gastrointestinal aparecen, la gastroscopia puede ser necesaria, aunque la mayoría de las veces el sangrado desaparece espontáneamente sin la necesidad de pruebas invasivas. La cirugía (que generalmente implica la remoción de todo el estómago) tiene una mortalidad muy alta y sólo debe utilizarse como último recurso.

¿QUÉ ES LA GASTRITIS CRÓNICA?


La gastritis crónica es una inflamación crónica de la mucosa del estómago que afecta inicialmente a las áreas de la superficie de la mucosa y glandulares, progresando hacia la destrucción glandular (la atrofia) y la metaplasia (el término metaplasia intestinal indica la conversión de las glándulas en el estómago en otras similares a las del intestino Delgado). De esta forma, la gastritis superficial acaba convirtiéndose en gastritis atrófica.

TIPOS DE GASTRITIS CRÓNICA Y SÍNTOMAS

La incidencia de gastritis crónica aumenta con la edad, siendo más frecuente en los ancianos que en los jóvenes. Hay varios tipos de gastritis crónica:

Gastritis tipo A o fúndica: es bastante raro. En este tipo de gastritis, la inflamación afecta principalmente el cuerpo y el fondo, que son las porciones superior y media del estómago. Puede causar anemia perniciosa - un tipo de anemia causada por una deficiencia de vitamina - como una de las causas más comunes de anemia perniciosa es el debilitamiento de la pared del estómago (gastritis atrófica). Muchas veces, cuando se realiza una prueba de sangre de estos pacientes se observan en la sangre anticuerpos contra células parietales del estómago y contra el factor intrínseco (una sustancia producida por las células del estómago que permite la absorción en el intestino de vitamina B12), sugiriendo que esta enfermedad tiene una base autoinmune. Este tipo de gastritis predispone a un riesgo aumentado de desarrollar cáncer de estómago (adenocarcinoma).

Gastritis tipo B: es el más frecuente. Afecta el antro (porción inferior del estómago, cerca del piloro) en personas jóvenes, o el estómago entero en ancianos. Aparece en casi toda la población con más de 70 años y es causada por una infección crónica por bacterias H. pylori. Este tipo de gastritis también predispone a un mayor riesgo de cáncer (principalmente tipos de adenocarcinoma intestinal y linfoma MALT).

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