Cuida tu salud: El peligro de acomodarse
Todas las mañanas, la cotovia (ave del Brasil, especie de alondra) se despertaba y se preparaba para su trabajo habitual: buscar frutas, semillas e insectos. Invertía casi todo el día en este trabajo de conseguir comida. Volvía a su escondrijo cansada, e inmediatamente necesitaba dormir, pues, el dia siguiente la esperaba con sus tareas.
Cerca de la morada de ese pájaro, vivía un hombre que, día tras día, observaba al ave ir y volver, y comenzó a maquinar una estrategia para capturarlo. Entonces, colocó encima de su tejado un gran cartel que anunciaba: "Ofrezco una lombriz a cambio de una pluma de cotovia".
Al volver, por la tarde, cansada, la cotovia leyó el mensaje y pensó: "Yo podría intentar... Iré mañana a la mañana, temprano, antes de salir a trabajar". Y eso fue lo que hizo.
Desconfiada e insegura, la cotovia golpeó la puerta de la casa con el cartel y le preguntó al señor que la atendió: "¿Es verdad lo que dice este cartel en su tejado?" El hombre le respondió que sí y le preguntó cuántas lombrices quería. "Una", respondió la ave, tomando precaución. Arrancó una de sus plumas, se la entregó al vendedor, y engulló feliz su mas fácil caza.
Al volar hacia su trabajo, lo hizo sin mucha dedicación, pues la gorda lombriz que había recibido ya representaba una considerable parte de su ración. Ese día volvió un poco mas temprano a su casa, miró el cartel y pensó: "Tan fácil y tan rica... ¿Por qué no buscar una más?" Descendió rápidamente y realizó una nueva compra.
A la mañana siguiente se levantó un poco más tarde, pues no había dormido bien con el estómago tan lleno; estuvo un poco más lenta en su preparación para salir y pensó:"¿Valdrá la pena ir a buscar dos lombrices hoy a la mañana?" Descendió rápidamente, se arrancó dos plumas más y compró su aperitivo.
El hombre se esforzaba en la elección de las lombrices, mientras casi no aguantaba el contenerse, pues sus planes estaban concretándose. De esta manera, el ave comenzó a venir dos o más veces al día, y también aumentó el número de lombrices que pedía cada vez.
La cotovia se fue acostumbrando a la facilidad: enviciada en sus delicias, no percibió que estaba quedando gorda y sin plumas. Y cada vez le era más difícil llevar una vida normal. Se levantaba con pereza, se movía con dificultad, y apenas lograba volar.
Cierta mañana, cuando el ave golpeó la puerta del vendedor de lombrices, este le trajo su pedido escondiendo detrás de sí una red para cazar pájaros. Lenta, distraída e incapaz de huir, el ave se transformó en el almuerzo del persistente y sagaz cazador.
¡Cuánta semejanza entre la cotovia y la mayoría de nuestra población! El diario vivir físicamente activo que nuestros antepasados llevaban ha sido casi totalmente suplantado por las facilidades que nos toman cada vez más sedentarios. Los alimentos recogidos naturalmente, y más saludablemente preparados, han sido cambiados por tentadoras y facilitadoras ofertas. Y nos empezaron a gustar tanto estas prácticas peligrosas que las defendemos y les dedicamos afecto. Con toda seguridad, ya debemos haber escuchado frases como: "Yo amo la pizza" o "Yo no me resisto ante un bife de lomo". ¡Entonces acabamos siendo "adictos" a aquellas cosas que acabarán destruyendo nuestro bienestar y posiblemente nuestra existencia!
El propósito de este blog es informarte el camino hacia la salud, con un énfasis en la alimentación que la promueve. Las publicaciones iniciales abordan la manera alimenticia que contribuye a restaurar la salud perdida. Al final del abordaje de cada enfermedad, encontrarás un esquema sugerente de menús, así como las sugerencias que serán enfatizadas en las publicaciones de recetas. Las publicaciones siguientes describen el proceso de la alimentación saludable. Esperemos que los artículos de este blog contribuyan a tu salud y calidad de vida. ¡Disfrútalo!
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